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Con enorme sufrimiento, Vélez alcanzó este jueves la clasificación a las semifinales de la Copa Sudamericana al vencer por 3-2 en Liniers a Santa Fe de Colombia, con el que había empatado 1-1 en el choque de ida. El Fortín jugó un primer tiempo pletórico ante un rival dormido, pero en el segundo sufrió el descuento muy rápido, perdió el control del desarrollo y permitió que la visita jugara a su antojo y llegara a la igualdad que le daba el pase. Al final, un penal le permitió festejar.
El conjunto de Ricardo Gareca salió decidido a liquidar la serie. Y en su primera llegada a fondo, a los siete minutos, Augusto Fernández habilitó en profundidad a David Ramírez por la derecha para que el mago reventara el travesaño y en el rebote Guillermo Franco empujara la pelota de pique a la red.
Siguió lo mejor del Fortín, con Ramírez, Juan Manuel Martínez y Franco en gran nivel, haciendo lo que querían el tres cuartos de cancha ante un conjunto apagado y sin reacción. Camilo Vargas debió ahogarle un mano a mano al Burrito y Franco desperdició un cabezazo alto, mientras que sólo Oscar Rodas rompió la hegemonía con un disparo desviado para los cafeteros, que apenas esbozaban alguna salida por el costado izquierdo a través de Hugo Acosta y Jonathan Copete.
Pero a los 19 el Fortín volvió a golpear: Fabián Cubero se la dio a Martínez en el área, el Burro la pasó de taco hacia la izquierda para Franco y éste definió al primer palo sin dudar. Después, Rodas remató afuera en otro intento y le cometieron un penal a Ramírez que el juez chileno Enrique Osses ignoró, aunque por entonces poco importó por el Amalfitani. Antes del descanso, Franco desaprovechó dos: en una se la sacó Vargas y en otra cabeceó sin puntería.
Todo lo que sucedió después pareció sacado de una pesadilla para el local. Porque si había un momento para que su rival, al que había aplastado en el período inicial, hiciera su último intento por levantarse eran los instantes inaugurales del complemento. Y al minuto lo consiguió cuando Omar Pérez, que casi no juega por la trágica muerte de su abuelo cuando viajaba hacia Buenos Aires para verlo jugar esta noche, le tocó el balón a Copete para dejarlo mano a mano con Marcelo Barovero por la derecha. Y Copete no perdonó.
La espiral de desaciertos en la que entró entonces Vélez resultó tan difícil de imaginar como de explicar. A un gol de quedarse afuera, olvidó que era el local y el que clasificaba con el resultado del momento y fue presa del nerviosismo y la imprecisión ante un equipo que le sacó pecho y creyó que era posible ir por más. Copete y Pérez fueron claves en esa levantada así como el ingresado Juan Vélez, el primero en volver a inquietar a Barovero.
Después, Copete cabeceó al ángulo en un nuevo aviso y, a los 22, avanzó por la izquierda y Barovero lo bajó en el área. El penal llevó el clima a punto de ebullición y pocos habrán creído lo que veían cuando a los 22 Pérez batió al arquero con un tiro a su izquierda. A partir de entonces, los colombianos se replegaron e intentaron aguantar agrupando mucha gente atrás, lo que animó al local a volver a salir con más amor propio que orden y juego.
Parecía que se terminaba el encuentro cuando a los 43, Osses, el mismo árbitro de aquella eliminación de Libertadores de Vélez con Peñarol el Liniers, vio una dudosa falta del ingresado Sergio Galván Rey sobre Fernández para que a los 45 el Burrito no fallara con un disparo esquinado a la derecha de Vargas.
Vélez se había despertado a tiempo de su pesadilla y tenía una vida más en esta Copa. Podía dejar atrás el mal trago, desahogarse y esperar rival entre Liga de Quito, Libertad o Arsenal.
tycsport
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